Muchos compañeros de trabajo, clientes, proveedores y amigos, me han hecho más de una vez esta pregunta. ¿Por qué sigues haciendo capacitaciones? ¿Por qué enseñas todo lo que sabes?…
En un principio, fue por aumentar mis ingresos… Publicista, con cuatro hijos, no tenía más opciones que buscar formas de aumentar mis ingresos.
Luego, me di cuenta que había mucho de desafío. Aprender para enseñar es una tarea exigente y demandante, pero de enormes gratificaciones profesionales y personales.
Estar siempre al día, evolucionar junto con el mercado, adaptarse a las nuevas tecnologías y a los nuevos alumnos. Por mis clases han pasado Baby Boomers, GenX, Millennials y ahora último GenZ. Esto ha sido para mí un motor de crecimiento y desarrollo tan profundo y motivador como participar en la creación de una campaña publicitaria exitosa, como en las que he podido aportar…
Pero desde hace un tiempo a esta parte, me di cuenta que enseñar es en sí misma una motivación para mí. Ayudar a que una persona mejore en su desempeño, que aumente su visión y proyección laboral, que desarrolle nuevas ideas a partir de mis ejemplos, que se motive por profundizar sus conocimientos, que lo mueva compartir sus talentos.
En definitiva, mi objetivo no es transmitir conocimientos, ni siquiera métodos. Mi principal objetivo es propiciar y promover la creación de nuevo conocimiento.
Creo profundamente en los círculos de calidad y que quienes hemos tenido la oportunidad de llegar antes a una posición de privilegio intelectual y/o profesional tenemos la obligación moral de transmitir nuestros conocimientos, o al menos, utilizar ese potencial en beneficio del colectivo.
Desde hace un tiempo a esta parte, me di cuenta que mi slogan es “LO QUE NO SE, LO APRENDO; LO QUE SE, LO ENSEÑO”.
En síntesis, aportar con estos pequeños granos de arena para crear un país y un mundo mejor, es mi cruzada…
Un afectuoso saludo a mis más de 8.000 alumnos…